La habitación de Fermat (2007)

Tras los atracones gastronómicos navideños, que mejor para empezar el año que un suculento y digestivo bocado de cine español. He de decir que está película resultó ser una gran sorpresa para mí, había oído hablar algo de ella, pero conocía poco de su trama, y lo cierto es que tras verla, me pareció un filme muy correcto y entretenido.

Hay que destacar que tanto el guión, como la dirección corren a cargo de Rodrigo Sopeña, y el conocido humorista Luis Piedrahita, que demuestra con esta película, que no solo se le da bien el mundo del monologo, sino que también se desenvuelve como pez en el agua con un thriller como el que nos ocupa.

El elenco de actores que compone el reparto se nutre de caras conocidas, que otorga al relato un elevado grado de credibilidad. Nombres como Alejo Sauras, Lluís Homar, Elena Ballesteros, Santi Millán o Federico Luppi, todos rostros muy televisivos, que resultan fácilmente reconocibles para el espectador. Todos ellos realizan unas interpretaciones efectivas y consistentes.


La trama nos traslada hasta una nave abandonada, en donde cinco personajes han sido invitados, por un enigmático anfitrión (Fermat), para ser testigos de lo que se presenta como la resolución de uno de los mayores enigmas de la humanidad. Todos los asistentes son grandes pensadores, matemáticos o inventores, por lo que sienten una gran atracción por asistir a dicho evento.

Todo se encuentra rodeado de un gran misterio, el lugar del encuentro es secreto, los asistentes no pueden proporcionar información personal y además son identificados mediante pseudónimos, etc.


Una vez en el lugar, y hechas las presentaciones, Fermat recibe una llamada y se excusa diciendo que debe marcharse urgentemente al hospital, pues su hija se encuentra ingresada y su estado de salud parece haber empeorado. Es a partir de ese momento, cuando el resto de los asistentes descubrirán que todo es una trampa perfectamente organizada, que por algún motivo tiene como finalidad acabar con la vida de todos ellos.

Para tratar de salvarse, deberán superar a contrarreloj una serie de acertijos y enigmas que el asesino ha dejado preparados, y que van recibiendo incesablemente en una PDA. Además, deberán descubrir quien es Fermat, y por qué quiere terminar con sus vidas.


La verdad es que el filme resulta original y ameno, en cuanto uno quiere darse cuenta está tocando a su fin, por lo que se puede decir que el argumento se desarrolla con total fluidez. Además crea un gran interés en el espectador, ya que se generan muchas incógnitas en nuestra mente, que poco a poco con el transcurso del metraje se van desvelando.


También se produce un cierto grado de participación por parte del espectador, ya que a la vez que los protagonistas tratan de resolver los acertijos, nosotros mismos tratamos de hacerlo también en nuestra cabeza, lo que sin duda ayuda aún más a que nos interesemos por el desenlace de los mismos en particular, y por el de la trama principal en general.


Creo sinceramente, que películas como esta, son el ejemplo del rumbo que tiene que tomar el cine español contemporáneo, debemos olvidarnos de viejas formulas, que si en su día dieron buenos resultados, en la actualidad resultan desfasadas y grotescas.

Puede que en los 70 y los 80 funcionara “la fórmula Pajares y Esteso”, algo totalmente respetable, y que dentro del marco socio-cultural e histórico de la época funcionaba a la perfección y seguramente sería lo que el público demandaba. Pero en la actualidad resulta absurdo seguir generando un cine de esas características, NO PODEMOS seguir creando títulos tan vergonzosos como “El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo” “Muertos de risa” ó “La máquina de bailar” por citar algún ejemplo.

Hay muy buen cine español, grandes directores y actores, y hay que explotar esa capacidad creativa mucho más de lo que se hace en la actualidad. Crear títulos originales e interesantes para el espectador, y que puedan ser exhibidos y competir en los mejores festivales de todo el mundo con otras producciones de calidad internacionales. Y para ello hay que hacer películas como esta, o como la actual “Celda 211”, o como cualquier otro título de los muchos existentes que presente un mínimo de rigor y calidad.


A mi parecer la película cuenta con una puesta en escena algo teatral, que resulta interesante. En primer lugar porque la acción transcurre fundamentalmente en una única localización principal. Y en segundo lugar por su iluminación neutra, que en este caso resulta sobria y funcional.

Para terminar, una curiosidad. En un momento determinado, los protagonistas tienen que coger una serie de libros de una estantería, y uno de ellos resulta ser uno de los libros de monólogos de Luis Piedrahita, que como ya dijimos es coguionista y codirector del filme, que de este modo realiza su pequeño “cameo” en el filme.


En fin amig@s un título muy recomendable para el fin de semana.

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