Misery (1990)

“Misery”, es una película muy interesante. Para los pocos que no la conozcan, hay que comentar que se trata de la adaptación al cine, de una de las novelas del escritor Stephen King, que fue publicada con el mismo nombre en el año 1987, tres años antes de que se llevara al cine la adaptación de la que hoy estamos hablando.

La historia es sencilla y aterradora. Paul Sheldon, un famoso escritor, sufre un grave accidente de coche, debido a una fuerte tormenta de nieve, cuando se dirige a Nueva York desde un escondido albergue en un pequeño pueblecito, para entregar su última novela a su editora.

Atrapado en el coche y sin aparente salvación, corre la suerte de ser rescatado por alguien. Da “la casualidad” de que ese “alguien”, es una extraña y fornida mujer, la cual se declara abiertamente como su fan número uno.

La mujer lo atiende en su casa, le alimenta y le cura las heridas. Pero lo que en un principio parece ser una afortunada salvación, con el paso del tiempo termina por convertirse en una autentica pesadilla para el escritor.


La mujer, interpretada majestuosamente por Kathy Bates, y cuya actuación le valió (merecidamente) el Oscar a la mejor interpretación femenina, presenta un profundo trastorno emocional, que se manifiesta mediante una serie de brotes sicóticos que le hacen comportarse de forma muy violenta.

Está totalmente obsesionada con el escritor (interpretado también a la perfección por James Caan) y sus novelas, y pretende que éste se quede para siempre con ella en la casa, escribiendo en sus novelas todo aquello que ella quiere leer.


Como hemos comentado las actuaciones son realmente buenas, y la película se convierte en un “tour de force” interpretativo entre ambos personajes, todo ello ambientado en el asfixiante escenario en el que se convierte la casa/”prisión” de la mujer.

La película puede ser considerada como de “terror psicológico”. Si somos capaces de empatizar con el personaje del escritor (algo que resulta ciertamente sencillo), viviremos momentos de verdadera angustia durante el visionado de la película. Existen momentos magistralmente recreados y ambientados, en los que uno, lo último que querría es encontrarse en la situación del protagonista.


También existen numerosos momentos de tensión, perfectamente construidos mediante el montaje alternado. Poco más se puede decir de esta excelente película que no se haya dicho ya, por lo que lo único que me resta es recomendarla entusiastamente.

UN CLÁSICO IMPRESCINDIBLE, DE ESOS QUE NUNCA TE CANSAS DE VER.

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